Ocho ciudades más unidas a la obra de Cristo

A mediados del año 2013 fuimos sorprendidos por el Señor al conocer de sus intenciones. Era un tiempo en que nos empezábamos a sentir cómodos. Las cosas funcionaban, nuestro ritmo era congruente con las capacidades de nuestro personal, planificábamos mejorar nuestra programación en la medida que daban nuestras fuerzas.

Las instalaciones de emisoras, obtenidas mediante concurso, estaban programadas debidamente; teníamos planes para hacer mantención en nuestras oficinas de Av. Independencia.

Una lista de ocho emisoras por adquirir era algo insospechado para nosotros y obviamente era mucho, totalmente fuera de nuestro presupuesto pero había algo que nos impulsaba y había alguien que nos alentaba hasta que decidimos considerarlo. Había que evaluarlo, pero de nada sirvió hacerlo. Era clara la voz del Señor y había confirmación tras confirmación y en vez de evaluar había que preguntar cómo se podía hacer y día tras día fuimos teniendo claridad.

Al preguntar la opinión de nuestros compañeros de milicia, la respuesta fue la misma, vamos adelante. Con temor, temblor y prudencia delante del Señor, iniciamos el proceso. No todo salió como lo planificamos pero dentro del proceso todo caminaba, a veces más lento de lo que pensábamos.

El compromiso de nuestros hermanos de financiar un paso como este, nos alentaba porque lo hacían no como cooperación, ayuda o apoyo, sino como participantes de una obra dirigida por el Señor. Muchos de ellos estuvieron cansados, otros tentados a no continuar por diversas y, a veces, legítimas  razones, pero el amor al Señor fue más fuerte y honraron su compromiso, fieles a su participación en las labores del Reino de nuestro Señor.

El amor por hermanos de otras ciudades del país, hermanos que posiblemente nunca conocerán, hermanos lavados por la misma sangre de Cristo y en Él, hechos hermanos para siempre, compartieron de lo que habían recibido y se dieron a sí mismos, por lo que cuando ofrendaron lo hicieron con gozo, experiencia que a veces es inusual entre nosotros.

En esta victoria vemos a Cristo y nos gozamos en él. Fue difícil pero hoy son ocho ciudades más que están unidas a esta obra que nos ha hecho tanto bien, a ellas hay que agregar la inesperada llegada de Futrono y las planificadas Lanco, Curacautín, Andacollo y durante el próximo mes de diciembre El Salado.

Nuestro crecimiento no radica en la cantidad de emisoras que tiene el Ministerio Armonía, nuestra satisfacción está en ver el crecimiento de Cristo en nuestras vidas. Miramos hacia atrás y vemos como estamos siendo formados por Él, cómo se revela en nuestro corazón y cómo se llena nuestra boca para alabar su nombre y confesar que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Mi Ofrenda