Operativo “Un Acto de Amor” por Valparaíso

Podríamos decir que fue un operativo relámpago, por la prontitud de su organización y por el poco tiempo que se tuvo para brindar ayuda a los damnificados porteños. Sin embargo estamos seguros que estos pequeños actos, dirigidos por Dios, producirán esperanza y vida.

La noche del jueves 17 de abril, un grupo de 31 hermanos de diferentes congregaciones, convocados por Radioemisoras Armonía, partieron en caravana rumbo a Valparaíso con el objetivo de unirse a la tarea de ayudar a los damnificados de los incendios. Llegaron de madrugada a Viña del Mar (había restricción vehicular en el puerto) y los recibieron con gozo los hermanos de la Iglesia Bautista Nueva Aurora.

Temprano, en la mañana del viernes 18, partieron hasta Valparaíso donde se unieron al grupo 6 hermanos más. Pacientemente esperaron los permisos de la Intendencia y después de una hora aproximadamente pudieron subir a dos vehículos que los llevarían hasta cierto punto de los cerros y a partir de ahí siguieron a pie (unos 40 minutos más) hacia arriba del cerro Las Cañas, donde se realizó el operativo de ayuda.

En un principio 5 hermanos profesionales del grupo, entre ellos 4 psicólogos y 1 siquiatra, se pusieron a órdenes del Pastor José Lizardi, quien como trabajador de la salud está a cargo del Consultorio de Campaña en ese cerro. El resto del grupo, integrado por 2 pastores, carpinteros, constructores, taxistas, estudiantes y otros, se dividieron en 4 grupos para atender diferentes sitios uniéndose a los cientos de voluntarios jóvenes que han llegado a ese lugar.

A pesar de haber transcurrido una semana del gigantesco siniestro que consumió unas 2900 viviendas, aun se percibe el olor a humo en la polución que flota alrededor y  la vista es parecida a una zona de guerra: Casas desplomadas, paredes destruidas, fierros retorcidos, restos negros de electrodomésticos, juguetes y aun autos carbonizados, son parte de los restos que reposan sobre ceniza y tierra quemada.  Completan el cuadro, soldados armados, camionetas blindadas y personal uniformado.

La labor de nuestro grupo de voluntarios, llamados ahora: “Cuadrilla Número 1”, fue remover escombros, limpiar y sacarlos de los sitios, cortar y extraer fierros retorcidos, nivelar la tierra de los suelos. Uno de los grupos tuvo la bendición de comenzar a levantar una media agua. A pesar del intenso trabajo de todo un día, se avanza poco, ese es el sentimiento frente a la magnitud de la necesidad.

Damos gracias a Dios porque Él es quien llena de misericordia los corazones para ir en ayuda de los necesitados. Quizás muchos de los que viajan a dar una mano en esta tarea no tienen conciencia de ello. Los que creemos y amamos a Dios sabemos que la compasión y el amor por otros es resultado del inmenso amor que Jesús nos demostró en la cruz.

Estamos seguros que estuvimos allá porque el Señor ama a los porteños y les da oportunidades de experimentar su amor. Por ello sólo podemos expresar con gratitud lo que dijo el pastor Rubén Sáez, al despedir la caravana: “El Señor es bueno”.

Caleb Vilchez O.

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